Los temas de mis colecciones, surgen de la búsqueda de respuestas a mi propia existencia. Momentos, personas, eventos, sensaciones que se entretejen voluntariamente para formar una idea concreta, por lo general una solución o dicho de otra manera, una razón a mi existencia.
Tratar de ubicarme sin límite, fue el primer hilo conductor. Pasé tardes enteras probando nuevas formas de tejer mis chaquiras, permitiéndome experimentar y dejar libres mis manos. Cuando el tejido en ellas toma forma, la pieza me empieza a hablar. Esta vez me habló de lo que hay después de los límites que suelo ponerme inconscientemente por temor.
Me inundó la idea del desierto donde se presentarían, hablándome de una aparente soledad, de pérdida, sin senderos trazados ni guías que seguir.
Poco a poco mientras tejía, estas ideas se transformaron en espacios abiertos, horizontes lejanos, noches claras donde las estrellas nos indican el camino, lunas de plata que iluminan la inmensidad. De granos de arena que bajo el sol brillan, destellan y vuelan impulsadas por las ráfagas de viento.
Entregué los bocetos a solo 3 meses del evento. No tenía mucho tiempo para prueba y error, así que de la mano con mi equipo, como siempre, nos pusimos a trabajar.
Hubo muy pocos cambios y ajustes en el camino, logrando lo que se había plasmado en los bocetos, simplemente fluimos.
El evento fue un sueño, recibimos la primavera en el desierto con su sol al atardecer y después iluminados por la luna más grande que había visto hasta entonces: increíble augurio.
Mis compañeros diseñadores -Oscar Figueroa, Víctor Sabido, Eduardo Benítez y Marcela Riquelme- y yo, vivimos el rush de las corretizas de lo que sucede tras bambalinas: una mezcla de compromiso, orgullo, emoción, precisión, emotividad y sobretodo, mucho compañerismo y profesionalismo.
Guiados increíblemente por la siempre dispuesta y amorosa Beatriz Calles, Directora de Mercedes Benz Fashion Week México, y por la excelente y muy simpática coordinadora de moda Ana Margara Rodríguez.
Torreón nos recibió con los brazos abiertos, con el apoyo incondicional de Maru Villarreal de OCV Torreón.
Colegas y amigos diseñadores locales como Ángeles Loaiza, Rosy Granados y Gaby López, nos prestaron su apoyo, con lo cual la palabra gremio adquirió su verdadero y profundo significado.
Después de la pasarela, la noche se fue como hilo. Feliz y satisfecha con el resultado volví dentro de mi, al corazón de Taller Serra: mi total y profundo agradecimiento a mi equipo, Surasí, Giovanna, Ivette, Paty, Stephania, Angélica, Nora y Miriam, Carlos, Katy, Sandely, Gris y Blanca. Cada pieza habla y va cargada de nosotros.
Y las respuestas llegaron. Este entretejido en Viesca con sus Brillos del Desierto al atardecer, con la luna y las estrellas rodeándonos a todos los que participamos, se manifestaron dentro de mi, reforzando su significado: 5 colecciones.
Kayla: amor y soledad.
Raíces: Nomeolvides.
Mosaicos: posibilidades y perspectivas.
Agua: fluir y solo fluir.
Marcelo: horizontes.
Iré compartiendo y hablando de las piezas de cada colección y de Taller Serra. Por lo pronto aquí unas muestras de nuestro mas reciente trabajo, que fluya, vuele y nos lleve a mas aventuras y gozos.
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Fue disfrutar con la familia y amigos que han estado ahí durante estos 10 años, y lo más importante fue agradecer.
A mi esposo, Shak, quien es mi norte, sur, este y oeste. Mis padres, quienes están dentro de mi y por tanto se expresan en todo lo que hago.
Mis hermanas, compañeras, cómplices donde me veo reflejada.
En mis sobrinos, Lui, Julia, Luciana y Sebastián que han sido una fuente de amor e inspiración.
A mi familia quien se ha involucrado profundamente conmigo, impulsándome.
A mis amigos, fortuna infinita e invaluable.
Y lo más importante, a mi equipo. Cada una de ellas logra que esto funcione.
Un poco antes del evento, Ivette (Ventas Taller Serra), me preguntó qué sentía al ver lo que hoy había logrado… sorprendida conteste: lo que hemos logrado. Esto no sucedió por generación espontánea, esto sucede porque cada área de Taller Serra funciona. Este no es solo mi logro, es nuestro, de quienes conformamos Taller Serra. Siempre he dicho que la joya más valiosa que hacemos en Taller Serra es el equipo las personas que lo conformamos, el día a día donde compartimos, donde hemos hecho de Taller Serra un lugar donde desarrollarnos.
Estábamos contentas, compartiendo y celebrando, orgullosas de lo que habíamos logrado.
Mi madre me escribió un texto el cual quisiera compartir pues describe lo que sucedió:
“Fue un gran día, se tejió un collar pero este era de amigos y familia que la amamos y nos alegra verla jugando con sus chaquiras. Nos tejiste alrededor de ti.
Un día, visitando proveedores, me encuentro con una pared llena de hilos de chaquiras… textualmente salivé, captaron completamente mi atención. Recordé los balines que coleccionaba de pequeña y los frascos de canicas y agüitas que con tanta pasión atesoraba. Fue encontrarlas sin saber que las estaba buscando. No sabía qué y cómo hacer con ellas, pero ¡las quería! Poco a poco aprendí a tejerlas, y a través de unirlas, conectarlas y experimentar, me encontré. Era tanta satisfacción la que me producía que tomé una aventurada y loca decisión: convertirme en joyera. Tenía que aprender orfebrería también.
No contaba con dinero para invertir en armar mi taller profesionalmente, así que tomé una segunda decisión aun mas loca… ser sobrecargo de aviación.
Era el trabajo perfecto que me daría el tiempo para capacitarme y sueldo necesario para invertir.
Durante tres años conocí todo tipo de vitrinas, materiales y propuestas mientras aprendía, experimentaba y me capacitaba. Después de tres años monté mi taller con lo mínimo indispensable y entonces, di el “salto al vacío”. Siempre he sido aventurera pero esto superaba la razón. Me movía la pasión que sentía y la firme convicción de que moriría en el intento.
Hace 10 años de esto, los cuales han estado llenos de todo menos de vacío. Ha sido un placer recorrerlos y hasta los momentos complicados me han sabido a miel. Voy por los siguientes 10, aprendí que no importa a dónde y si, a seguir disfrutando del camino, ahora de la mano de mi equipo: Sura, Ivette, Giovanna, Fanny, Paty, Miriam y Angy.
Hoy empiezo una nueva etapa, un nuevo ciclo: cumplo 10 años de haber creado Taller Serra.
Se cierra un ciclo y se conecta con el siguiente. Agradecida, entusiasmada y un tanto temerosa de abrirme y compartir con ustedes en este medio, que confieso me cuesta trabajo. Me es más fácil relacionarme en vivo, pero bueno… de algo estoy plenamente segura: moverse y salir del área de confort siempre es acertado y lleno de satisfacción. Sé que me voy a equivocar, pero poco a poco, cuenta por cuenta, historia tras historia y a través de ustedes, encontraré la manera correcta para expresarme en estos medios, además de en mis diseños.
Alivia recordar el proceso de creación de una de mis primeras piezas: el Anillo Telar.
Sólo a través de pruebas, equivocaciones, aciertos, recomendaciones, ajustes, técnica y oficio llegué a la pieza que quería. Se volvió una pieza que me abrió puertas, conectándome con personas que valoraron mi trabajo, llevándome vivir una de las más gratas experiencias que fue estar en una de las vitrinas de la tienda del MoMA de Nueva York. Me inspira que hoy sigue siendo una de las piezas preferidas, que sigue abriendo puertas para conectarme con más personas.
Deseo que suceda lo mismo en esta nueva etapa, que la inicio mostrándoles la colección CICLOS.
Continúo el camino donde estoy segura que mis piezas, personas, emociones, sensaciones y eventos se conectarán para encontrar mas sentido a quién soy.
¡Bienvenidos sean los próximos 10 años de Taller Serra, que dichoso y lleno de satisfacción es el camino!
Los invito a celebrar conmigo en la boutique de Taller Serra de The Shops at Downtown, en Isabel la Católica #30, Centro Histórico de la CDMX.
Será un verdadero placer compartirlo con ustedes, los días:
Viernes 28, Sábado 29 y domingo 30 de 11 am a 6 pm.
Entra AQUÍ para recibir un descuento para estos días.